Karl Landsteiner , Nació
en Viena el 14 de junio de 1868 fue un patólogo y biólogo austriaco, más
conocido por haber descubierto y tipificado los grupos sanguíneos. Se le
concedió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en el año 1930.
Realizó su licenciatura
y doctorado en Medicina en su ciudad natal. Al terminar sus estudios trabajó en
los Laboratorios de Química Médica de Zúrich. En la Universidad de Viena ocupó
la cátedra de Anatomía Patológica. De 1908 a 1920, Landsteiner fue quien se
encargó de la preparación de las disecaciones en el Wilhelminenspital de Viena,
y en 1911 prestó juramento como profesor asociado de Anatomía patológica.
Durante ese tiempo descubre; en cooperación con Erwin Popper; el carácter
infeccioso de la poliomielitis, aislando el Poliovirus. En reconocimiento a
este descubrimiento revolucionario, que constituyó la base para la lucha contra
la polio, fue póstumamente introducido en el Polio Hall of Fame de Warm
Springs, Georgia dedicándoselo en enero de 1957.
Posteriormente en 1940,
junto con Alexander Salomon Wiener, descubre otro antígeno en los hematíes al
que bautiza como factor Rh, al haberse hallado en el suero de conejos inmunizados
con sangre procedente de un mono de la India, el macaco Rhesus (Macaca
mulatta). Un niño que tiene el factor Rh, es decir, es Rh+, puede inmunizar a
su madre Rh- durante la gestación. Esta desarrolla anticuerpos específicos
anti-Rh que pueden, en su segundo embarazo, atravesar la placenta y producir el
aborto o una enfermedad hemolítica en el recién nacido que cursa con ictericia,
la temible eritroblastosis fetal. Más tarde Ronald A. Fisher describió otros
sistemas de antígenos eritrocitarios y hoy en día se conocen un total de hasta
42 antígenos distintos en los glóbulos rojos humanos.
Gracias a sus trabajos
pioneros en inmunohematología se estableció la compatibilidad sanguínea entre
las distintas sangres de los seres humanos. El descubrimiento de los grupos
sanguíneos por Karl Landsteiner, del que se cumple el primer centenario en
2016, facilitó la labor de la justicia al permitir los análisis periciales en
casos de litigio de paternidad, y lo que es más importante, hizo posible las
transfusiones sanguíneas seguras basadas en criterios científicos, evitando los
temibles accidentes postransfusionales (hemólisis o destrucción de los glóbulos
rojos y lesiones renales) por la falta de compatibilidad sanguínea.
Posteriormente tras
permanecer en La Haya tres años, se trasladó a Nueva York para trabajar, a
partir de 1922, en el Rockefeller Institute for Medical Research, donde entró
en calidad de médico investigador y en el que descubrió el factor Rhesus.
Fallece en Nueva York el
26 de junio de 1943, dejando un gran legado a la ciencia.