Manuel
Rodríguez es uno de los personajes más conocidos y a su vez más
enigmáticos de nuestra historia. Su figura es controversial, para algunos es
elevado a la categoría de héroe revolucionario, y para otros un rebelde
promotor de desórdenes. Sin embargo, todas las miradas coinciden en que es una
de las figuras claves para entender el proceso de
independencia de Chile.
Manuel Rodríguez nació en Santiago el 24 de Febrero de 1785, en una sociedad
colonial muy jerarquizada y estratificada. Fue hijo de un alto funcionario de
la administración española, proveniente de Arequipa, y de una criolla chilena
de elevada posición social. Cursó sus estudios
secundarios en el Convictorio Carolino de Santiago, colegio
reservado para la aristocracia y la burocracia colonial, donde trabaría una
estrecha amistad con José Miguel
Carrera, a cuyo bando adscribió durante todo el proceso de
independencia. Con posterioridad, siguiendo los pasos de sus hermanos mayores,
estudió leyes en la Universidad de San Felipe.
Su actividad política adquirió importancia con la llegada de Carrera al país en
1811, cuyo ascenso al poder apoyó. Pero se hizo notoria durante el periodo de Reconquista,
en el que actuó como un guerrillero dentro del país, mientras la mayoría de los
patriotas se había exiliado en Mendoza debido a la inminente victoria del bando
español en 1814. El conocimiento que tenía Rodríguez de los sectores populares
fue muy relevante en sus actividades revolucionarias, pues le permitía desde la
clandestinidad, mantener informado al movimiento independentista al otro lado
de la cordillera y a la vez realizar acciones militares y de bandidaje que
desconcertaban al gobierno español. Es en este tiempo que se construye la fama
de Manuel Rodríguez como un personaje audaz que logró burlarse de los
funcionarios coloniales, incorporar al pueblo a la lucha armada, y mantener
labores de espionaje a favor de los patriotas. En gran parte gracias a sus
peripecias para dividir al ejército español, se pudo alcanzar la victoria en la
decisiva batalla de
Chacabuco.
Con la victoria del ejército libertador, O´Higgins quedó al mando del país.
Manuel Rodríguez, que mantenía serias discrepancias políticas con él, solo
participó brevemente como funcionario del gobierno. Al alejarse, comenzó a
agitar a la población y con esto desestabilizar el gobierno de O´Higgins, hasta
que finalmente fue apresado en abril de 1818. ¿Quién dio la orden de matarlo?
Es algo que todavía se discute, pero probablemente gran parte de la
responsabilidad recaiga en O´Higgins, ya que en su condición de director
supremo no podía quedar al margen de una decisión tan delicada. Cuando Manuel
Rodríguez era trasladado a Quillota, el 26 de mayo, en Til Til, sus carceleros
le disparan por la espalda. Comenzaba a tejerse de esa manera una leyenda que
llega hasta nuestros días.
Es por ello que el 26 de mayo, como efemeride de Chile, se recuerda el asesinato de Manuel Rodríguez.
Fuente
http://www.educarchile.cl/ech/pro/app/detalle?id=225472